Iniciamos con este artículo un recorrido por algunas de las iglesias más famosas de París, seguro que algunas te sonaran por algún que otro motivo, pero de vez en cuando simplemente puedes encontrarte con una sorpresa muy agradable al visitar algunas de estas edificaciones.
Notre-Dame de Paris
Si nombro las palabras París e Iglesia, seguro que se te viene a la mente Notre-Dame, la catedral de París, famosa por sus vidrieras, su aguja, su estilo y, como no, por Quasimodo, el personaje de la novela de Victor Hugo.
A pesar de que tenía muchas ganas de ir desde que la estudiamos en Historia del Arte en 1º de BUP, reconozco que la primera vez que visité Notre Dame no me gustó, me esperaba más, no sé, me pareció muy oscura y con una atmósfera un tanto opresiva.
Afortunadamente, esa mala impresión desapareció al volver a visitarla en distintas ocasiones y poderla apreciar en diferentes épocas y con distintas luces que, dependiendo de la hora del día y la estación, te ofrecen vistas únicas del interior.
Aunque la visita al interior es gratuita, sí hay que pagar y esperar una cola enorme para subir a ver las gárgolas. En cualquier caso, no te quedes sólo con la plaza y la fachada delantera, da una vuelta y disfruta de los alrededores, ya que el entorno también merece la pena.
La Madeleine
La primera impresión que te llevas al ver el edificio de la Iglesia de la Madeleine es la de estar ante un templo clásico y sin embargo su interior es barroco.
Siempre que vamos a París, pasar por delante de esta iglesia se convierte casi en visita obligada por diferentes motivos: suelen adornar la escalinata con diferentes plantas según las estaciones, desde la entrada tienes una excelente visión del Obelisco de Luxor y la Plaza de la Concordia, y se encuentra en una de las áreas comerciales y gastronómicas por excelencia.
San Eustaquio
Situada en el entorno de Les Halles y junto a la Bolsa de Comercio, la iglesia gótica de San Eustaquio se asemeja a una catedral, no sólo por sus dimensiones sino también por el magnífico interior, con vidrieras que no tienen nada que envidiar a las de Notre-Dame.
Sin dudarlo, para mí es una de las más bonitas de París y además suele estar muy tranquila y con pocos turistas, lo que te permite disfrutar más de la visita.
¡Enhorabuena por tu blog!, ¿Me podrías dar tu e-mail Lucía?
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