martes, 9 de octubre de 2012

Visitar París en primavera o verano

En primer lugar debes tener en cuenta que el tiempo en París es muy cambiante; el día puede despertar con un sol magnífico y a las dos horas estar diluviando, o bien encontrarte en pleno mes de agosto a 15 grados. Por lo tanto, NUNCA OLVIDES en la maleta una chaqueta, calzado cubierto, paraguas y/o impermeable, así acertarás.

Desde el punto de vista del disfrute, esta época está muy bien ya que los parques están llenos de flores y organizan múltiples actividades, y los horarios de las visitas en muchos casos se alargan; por ejemplo, la torre Eiffel y Disneyland Paris abren hasta las 12 de la noche.

Si te animas, añade también un bañador o bikini, y disfruta de la playa urbana que se instala junto al Louvre o de una piscina pública en el Sena (Josephine Baker, junto a la pasarela Simone de Beauvoir).


Si nos fijamos en el aspecto económico, a pesar de que el avión puede ser más caro, la estancia en sí resultará más económica ya que puedes aprovechar y llevar en la maleta chacinas envasadas al vacío, o tarros de rellenos de sandwichs, y una vez en la ciudad, pararte y comprar baguettes (de las auténticas y gigantescas) y latas en una panadería para disfrutar de un picnic improvisado en cualquier de los innumerables jardines y parques.

De hecho, es algo tan habitual que los jardines de Marte junto a la torre Eiffel se llenan al atardecer de parisinos y extranjeros que disfrutan de una cena al aire libre mientras que ven el atardecer y cómo se ilumina la torre.



Pero no todo es bonito, también hay una clara desventaja: gente por todas partes y colas interminables en los museos.

Así que sólo es cuestión de sopesar los pros y los contras :)

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